Hacía frío, aún no
había amanecido del todo pero el cielo estaba completamente despejado, supuso
que por fin tendrían un buen día de sol, estaba inmerso en sus pensamientos
cuando sintió un frío y suave roce en su mano –Hola muchacho –saludó
tiernamente a su perro, a su compañero de aventuras, era así como le gustaba
llamarle, y es que aún después de tanto tiempo juntos y de todo lo que sabían
el uno del otro seguía asombrándole la capacidad que el animal tenia de
demostrar sus sentimientos –. Ya se que tu también estas triste –dijo a modo de
respuesta al grave y ronco sonido que comenzaba ha nacer en su garganta,
entonces empezó a llorar, apenas era audible pero el si le oía, un pequeño
aullido dentro de su pecho, durante todo el tiempo que habían pasado juntos
había terminado por sentir en más de una ocasión el dolor de su perro como el
suyo propio, y sin duda, esta era una de esas ocasiones –. No llores amigo, no
queremos despertarla ¿verdad? Entonces sería mucho peor, los dos lo sabemos –en
ese momento el animal se tumbó junto a la puerta de una casa que no era la
suya, en silencio, tal y como le encontraría Carla tan solo unas horas después,
dejó escapar un sonoro suspiro a modo de respuesta.
-Cuida de esto chico –dijo mientras dejaba
una hoja de papel doblada bajo una de sus patas.
Había encontrado una única manera de
despedirse de ella, no quería hacerle daño pero tampoco quería que pensase que
la había abandonado. Agarró la cabeza del pastor alemán entre sus manos y le
dio un solo beso en la frente, se permitió después un momento más para
acariciarle y despedirse de el, nunca se habían separado, por nada ni por
nadie, pero esto era diferente, necesitaba saber que ella estaría segura y
sabía que Travis jamás dejaría que nadie le hiciese ningún daño, en el fondo
sabía que el animal que tenía junto a el conocía lo importante que ella era,
estaba seguro.
Al levantarse para irse la idea de entrar
de nuevo en su casa tal y como había hecho un día antes, de despertarla, de
abrazarla para poder sentirla de nuevo entre sus brazos y contárselo todo,
explicarle que lo que le estaba pasando ya les había pasado antes, volvió a su
mente tal y como lo había estado haciendo durante toda la noche, una y otra
vez, impidiéndole dormir o pensar con claridad. Quería hacerlo, pero sabía que
no era el momento, que aún no estaba preparada, no quería asustarla y alejarla
de nuevo de el, no después de lo que le había costado encontrarla esta vez ,
nunca dejó de buscarla pero tuvo miedo, miedo de que todo terminase y el no
estuviese a su lado, si había algo que sabía con certeza era que no la perdería
otra vez, había ocurrido otras veces, pero no pasaría de nuevo, había aprendido
a tener paciencia, a darle el tiempo y el espacio que necesitaba, y sobre todo
había aprendido a esperar, a mantenerse a su lado y esperar.
Acarició
una última vez a Travis y se marchó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario