lunes, 29 de octubre de 2012

ADELANTO DE "MI HISTORIA DE HALLOWEEN"

Buenos dias a todos. Había pensado que estaría bien hacer algo especial para Halloween, claro está en mi caso es escribir. Aqui os dejo la primera parte de la historia, el final lo publicaré la noche del 31.
Un saludo para todos y de verdad que espero que os guste :)




EL CASTIGO I

 

Conocía su castigo con detalle, llevaba exactamente tres años sufriéndolo, pero no recordaba el motivo de aquella locura. Había olvidado muchas cosas en aquellos 1095 días dentro de su cárcel. Presentía que estaba a punto de olvidar mas y sabía que otras no se las permitirían olvidar jamás.

A pesar de no recordar el daño que había causado sabía que tenía que ser algo imperdonable pues sufría uno de los castigos más duros. Estaba encerrado en el cuerpo de otro ser. No podía hacer nada con él, solo permanecía allí, en completa oscuridad, sin sentir, sin ver, oler o tocar nada, solo oscuridad. Y durante tres minutos al día, solo tres, podía dar un paso al frente y observar. Seguía sin tener el control de su cárcel, pero durante ese tiempo podía ver y sentir lo mismo que ella. A veces tan solo veía unos pies caminando por la acera o el paisaje volando en la ventana del tren. Pero otras veces, esos tres minutos le ofrecían algo más, la visión en el espejo de lo más hermoso que jamás hubiese visto, su cárcel. Durante esos años, algunos días había disfrutado de tres minutos diarios para enamorarse.

Sabía que ese día todo podía cambiar, a las doce de la noche exactamente podría escapar. Una pequeña trampa en aquel juego. Podría salir durante tres horas, sería libre y podría  escapar…

Cuando se supo enamorado pensó que habían errado en su castigo, que se habían equivocado. Ahora sabía que no, que el deseo de tocarla, de besarla, de amarla, no era un descanso en su lucha, era la parte más dolorosa de su castigo.

Tuvo que saberlo desde el principio, ellos nunca se equivocan, nunca regalan nada, su castigo era incluso mayor, si aquella noche quería escapar dispondría de tres horas de libertad para acabar con su cárcel, solo así su deuda sería perdonada y olvidada.

Tendría que matarla, a ella. A quien durante tres minutos al día podía observar en su espejo, podía sentir respirar, podía amar mas profundamente que a nadie.

A veces durante esos tres minutos en los que ella continuaba con su vida sin ser consciente de la presencia de su reo, él se detenía a observar pequeñas partes aisladas de su cuerpo, lo que ella le permitía ver. Si leía se detenía en el suave movimiento de sus dedos al pasar las páginas, si caminaba disfrutaba del baile de sus pasos y si dormía acompasaba su respiración a la de ella.

Durante ese tiempo la había visto llorar, reír y amar, había renunciado a sus tres minutos por su intimidad o había deseado con todas sus fuerzas un solo minuto mas para no dejarla sola con su dolor.

Había llegado a amarla con tanta intensidad que el final de su castigo sería sin duda el inicio de algo insoportable.

 

Amaya Alvarez

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