DESCALZA
A veces deseaba sentarse en la cama, apoyar los pies
descalzos sobre el suelo frío de madera y salir a oscuras de la habitación.
Pensaba en descorrer las cortinas y asomarse desnuda a la
oscuridad tras la ventana. Tal vez alguien pudiese verle, algún otro insomne
compartiendo la noche con ella. Luego volvería a su cama y se escondería del
frío entre las sabanas.
Era un pensamiento que no sabía porque le reconfortaba.
Luego recordaba que el miedo le atenazaba, que jamás se levantaría de su cama
siendo aún de noche y que aún despierta siempre debía mantener los ojos
cerrados con fuerza. Por eso no había persiana ni cortina en aquella
habitación, para permitir la entrada de los primeros rayos de sol, para poder
sentirse segura, para sonreír cuando la luz le despertase demasiado pronto,
para poder seguir viviendo.
Amaya Alvarez
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